viernes, 12 de marzo de 2010
Dia 1
Ha llegado el día, me voy. Al subirme al taxi que me llevará al aeropuerto no dejo de repetirme que volveré, que no será un hasta siempre. Me alejo y las lágrimas empiezan a caer sigilosamente por mi cara. Cuando ya no alcanzo a ver la silueta de la que ha sido durante un año mi casa, rompo a llorar desconsoladamente.
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